Me duelen los ojos,
se me seca la boca,
el pecho pierde su freno.
Las manos se hacen puño,
se muerden los dientes,
se riza el pelo
Las tripas se revuelven
y se sostiene el aliento
mientras rueda por la acera
ese cuerpo bien armado
con una flor en sus dedos
En su socorro acuden
otras mentes de año nuevo
Aporreado desde el suelo,
con la sonrisa en la boca,
de mirada firme y valiente,
grita entre sangre y dientes
¡La libertad no es un sueño!
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