Árbol de luz gritando desde el cielo
Con su caricia de atmósfera clara
sacude mis raíces entumecidas
y en un panteísmo indómito
de arcoíris de conciencia,
se levanta esta vasija mía
de arcilla de molde viejo
Árbol que me jala
en brazos limpios...
Y se me caen los trastos
y se me vuela el apego
y en llamarada valiente,
prendo a mi desdicha fuego
Un río de lava destierra
por siempre el sufrimiento
Dios de agua de espejo
de sonrisa enamorada,
de luz de aurora naciente
de frescor de alborada...,
regrésame a tu lado
pósame en tus calmas ramas
De la dualidad no necesito ya
ni una sola mañana
2 comentarios:
Muy bonito ese grito que nace en tu hermoso poema.
que tengas una feliz semana.
un abrazo.
Gracias Ricardo por tu comentario. Un abrazo
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