Lo desnudo con cuidado,
dejo que una suave brisa lo acaricie.
Le quito las miguitas que, por error,
se han pegado a su ventrículo izquierdo
Entonces, recobra un latido firme,
se colorea de un rojo vivo,
se coloca en el medio del pecho
y me pide, vuelva a vestirlo.
Ya está listo para caminar,
sin despojos de ayeres sombríos,
con la luz de este aquí y ahora
y el valor de una vida nueva.
Mi alma te abraza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario