No sé si sos vos o soy yo, si es el viento o el sol que me encandila. Tampoco estoy segura si era de noche o fue en pleno día, quizá porque soy despistada. Puede que mi almacén esté saturado y mi memoria se haya vuelto demasiado selectiva. Hablamos, pero no recuerdo las palabras, ni el año, ni el día. Pudo hasta ser en un día de crudo invierno, o igual en medio de una intensa lluvia, puede que hasta voláramos llevados por el viento.
Oye...
Sí, sí que volamos.
Eso sí que lo siento...
Pero sabés, hay algo que sí recuerdo.
Recuerdo la profundidad de tus ojos de mar,
el aroma a lavanda en tu mejilla,
el ritmo pausado de tu aliento
el calor de tus palabras
Esas que aún me acarician el alma
cada noche mientras cierro los párpados
Y dirás que soy una tonta
pero sueño cada amanecer
que despertarás a mi lado
simplemente respirando.