Tú tienes mucho que ver con eso y lo sabes, aunque no reparas en las consecuencias.
No dejo de llevarte en brazos, de caminar sobre brazas ardientes por ti, de despegarme la piel a jirones si hiciera falta. Una relación especial, le llaman. Dos para ser sincera. Te doy el poder de volcarme el alma en un instante. Tú no tienes la culpa, siempre te he protegido de los demonios y hasta de ti mismo. Te amasé despacio, con el cuidado y mimo necesarios. Cada parte de ti está llena de mi Amor todo, de mi aliento, de mi alimento desenfrenado de vida y libertad. Todo tú rebozas la energía de la creación divina sin saberlo. Eres águila y te crees canario. Ya no sé cómo explicarte que el mundo eres tú mismo, que nada ocurre sin ti, que todo está en ti y nada nos separa. Tampoco sé hacerte comprender que el tiempo no existe, que no es necesario que corras detrás de nada, detrás de nadie, que sólo necesitas aprender a respirar y el Universo te reconoce de inmediato, te sostiene, te alimenta. A veces quedarse quieto es la acción más acertada.
Es un camino que has de hacer por tí mismo, tendrás que elegir tarde o temprano entre tu Ser o tu Personaje. El ego te manipulará si lo dejas, te alejará de la verdad que eres tú mismo, pero ella seguirá estando allí, esperándote para que puedas florecer desde tu verdadera esencia, desde tu luminoso y amoroso Ser. Entonces sabrás lo que es ser libre, lo que es ser feliz.
Y yo, hijo mío, sólo puedo rezar a diario para que dejes que el milagro ocurra.