2 de junio de 2015
Son sólo migajas...
Y sus ojos oscurecieron el día.
Se vaciaba la vida
allá donde la retina
perdía el hilo de su falda.
Sin embargo, cada mañana,
sus pupilas
colgadas del alféizar,
entre geranios aún dormidos,
señalaban los adoquines
que sus pasos sembrarían.
No sé si fue en abril
que el sol olvidó visitarle
y su corazón
se durmió sin remedio.
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