Hace nueve años transitaba la rambla de Piriápolis, ciudad balnearia cercana a Montevideo. Entonces, las cenizas que se unieron a los naufragios tenían sentido.
Recuerdo aquel malecón que recogió tantas veces mis pasos menudos mientras la suave brisa agitaba mis coletas. Desde pequeña me cautivó el mar, caprichoso espejo ondulando los colores del universo.
Un lugar donde el tiempo se detiene, un lugar donde hundirse en los maravillosos atardeceres y practicar mi aterrizaje al igual que Juan Salvador.
Hoy es distinto. Hoy me siento como un ave que, de a ratos, olvida batir sus alas para salir de esta jaula ficticia, para no sucumbir en el abismo.
Hoy comienzo a limpiar mis plumas con esmero.
Hoy estoy afilando mi pico con paciencia para deshacer todos los barrotes y romper alambradas de humo.
Mi vuelo cambiará de rumbo.
Mi destino es respirar entre los sabios brazos de esos gigantes que se alzan al cielo como dioses piadosos, enraizados a la verdad y al latido de la tierra.
PatMel (poema en prosa, inédito)
Todos los derechos Reservados.
2 comentarios:
Precioso !!!!!!
Gracias!!! Me alegra que te guste.
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