
Me has dejado libre.
Tu maleta se ha ido contigo por la puerta.Pero el olor a ti aún permanece en el aire que respiro.
En el baño quedó tu esponja junto a la mía y, cada vez que me ducho, la sustituye, imaginándome que son tus manos que me enjabonan.
Vives conmigo en mi inconsciente y permaneces dueño de mi pasado , de mi presente.
No consigo despejar mi mente, olvidar tu voz, que susurra en mi cabeza. Es como si pisaras mis pasos, como si fueras mi sombra que me acompaña a todos lados.
Pongo en la mesa dos juegos de cubiertos y siento que bebes de mi misma copa. Entonces pierdo el apetito y reconozco que he cocinado para ti, para ti que ya no estás...
Quizá en mi interior no quería esta libertad.
Quizá la seguridad de tu amor me llevó a decir tonterías, a rozar la soberbia, … a mostrarte prescindible.
Quizá encontraba en esa actitud y en tu respuesta incondicional alimento para mi autoestima, para mi orgullo. Jugué con ello, uno y otro día.
No he valorado la dimensión de tu amor, la profundidad de tus sentimientos, de tu deseo.
A tu manera, cuidabas de mi, entibiabas mis noches..., me esperabas.
Camino por la estancia y el vacío me invade; ya no me siento independiente.
Ya no me apetece salir sola, con los amigos,... sin ti.
Ya nada llena los espacios y todo está marcado por la ausencia de ti.
El desorden de tu ropa en el armario se ha ido dando lugar a unas baldas frías que no sé cómo llenar.
Me pierdo en la cama buscándote dormida y abrazo el vacío de ti.
Ya no se si estoy cuerda o totalmente loca.
Todo eso que anhelaba aparentemente no es lo que necesito.
Me has dejado libre.
Ahora soy prisionera de tu ausencia.
2 comentarios:
Pido permiso para poner este poema en mi blog con tu nombre, claro está.
Virginia
Lo tienes Virginia. Un abrazo. Patricia
Publicar un comentario