
jugando en el mar tranquilo y verde
Sales de las olas corriendo alegre,
te persigo y consigo alcanzarte
Estrecho tu cuerpo húmedo contra el mío,
siento tus pezones erguidos, duros
Te amoldas a mi como el barro
a las manos del orfebre dedicado
Caemos de rodillas en un beso de agua
mientras mis manos se deslizan,
recorren cada centímetro de tu piel
y nos rendimos tendidos en la arena
Nuestras miradas atan las pupilas
en un silencio que nos envuelve
y entre gemidos de placer revelado
se desatan los instintos en fuego
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