
Océanos comunes
en los cuales poder navegar juntos
sin dejar de anclar, cada uno,
en nuestras propias islas.
Un cielo límpido y luminoso
y la fortaleza de enfrentar la tormenta.
Una noche estrellada con luna
en la esperanza de un nuevo día.
Todo o nada.
Blanco o negro.
Sin grises,
sin mediocridades.
de aguas propias,
a veces mansas, a veces furiosas,
pero siempre nuestras.
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