
Recorrió mi cuerpo una vez más
estremeciéndome y regalándome
los recuerdos de nuestro amor
Tus manos que a pesar del tiempo
permanecen en mi piel y en mi mente
Tus ojos que en los míos mueren
cuando el placer los rinde en dulzura
Arañé los momentos en que nos amamos
y sangraron mis manos de deseo,
transformando en volcán vivo y activo
mi monte húmedo entre pálpitos y gemidos
Todo estaba allí, llegó el pasado
cargado de lujuria y risas cómplices
Llegó el atardecer de sol delineante
desde las dunas de las delicias.
Como un paréntesis en el tiempo
de arremolinados desencuentros
que empujan los demonios y ángeles
a una nueva y última vida
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