
como enredadera satisfecha
de recibir un nuevo día
Aún duermes y sonríes
a una noche de pasión
que inundó las playas del deseo
Acaricio tus fuertes brazos
que me elevaron al cielo
haciéndome tuya, haciéndote mío
Ahora nuestra pupilas se encuentran,
los corazones en su latir de fuego
nos envuelven en un nuevo juego
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