
Sólo el tintero sabe de mis pesares
Él derrama, paulatinos, en el papel
los desatinos de mis pasos
en un camino hacia un infierno de hiel
La pluma se arrastra melancólica
sobre un papiro de arrugas anidadas
en el desencuentro y el desasosiego
de euforias enterradas en el olvido
El vaso se derrama sobre las palabras
de amores y desdichas, de sueños...
Un campo de batalla desierto, en blanco,
donde transcribir nuevos desafíos
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