como la savia en las nervaduras
Como un sol entibias mis días
llenando de arcoiris mis paisajes
Nuestras risas niñas repican alegres
en mi memoria de décadas soñadas,
que entre juegos y obligaciones letradas
colmaban nuestras jornadas sin más
Y hoy, nuevamente en el reencuentro,
nuestras pupilas se comunican en el silencio
danzan nuestras almas la música del amor
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