
Llevo tiempo sin escribirte..., quizá me haya quedado sin palabras o quizá, ya lo haya dicho todo. Hoy, sentada junto a la ventana miro el mar que se agita como mis entrañas. Mis entrañas que me cuentan de sinsabores y alegrías precipitándome, en un momento, en la dicha o el desasosiego. Mi mundo interior, el que jamás intentaste explorar..., el que nunca te atrajo. Te quedaste en las colinas, .... en la geografía, olvidando la profundidad de mis mares. Y pienso en aquellas diferencias que un día creí consecuentes en su variedad y complemento. Pero el puzzle solamente tomaba forma en mi cabeza. Me quedo largo rato sumida en mi pensar. A veces me caigo en un precipicio y mientras caigo, se vacía todo mi ser, dejándome sin aliento. Antes de tocar fondo entiendo que no hay abismo tan profundo del que no pueda salir y, entonces, recobro el aire, el color, la medida. Tantas veces me empujaste..., tan pocas veces intentaste rescatarme... No eres ni una rana..., ni siquiera un ósculo podría sacarte de la condición en la que alguna bruja malévola te sumió en tiempos remotos. Mientras, yo nado a la deriva de tu orilla intentando anclar en alguna cala agreste en la que alimentar mi alma de tu escondida naturaleza amable. Remo sin medida luchando con el oleaje de tu soberbia, tu orgullo y poca empatía. El mar me deja en la arena casi dormida, agotada pero siempre con esperanza. Entonces cojo nuevamente mi pluma y la mojo de oportunidades. Entonces, ...vuelvo a escribirte.
1 comentario:
Hermoso... como tú.
Besos poéticos de tu compañera de fatigas Faine.
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