Se enredan las hojas en un torbellino de viento
mientras tu figura se aleja entre la gente
y caen lentamente regresando a su soledad
Te pierdes y cuando te giras, a lo lejos,
apenas reconozco tus rasgos a la distancia
asegurados en mi memoria
por los trazos de un amor que atesoro.
Otra vez será, otro día habrá otra cita forzada
en la distancia que se interpone
como una montaña que asoma en nuestras ventanas,
indomable o de cálidos senderos al corazón.
Te vas y me quedo, inmóvil,
en la necesidad de retenerte.
Te despido desde los suspiros de un día límpido
en un atardecer que nos pertenece.
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