¡¡¡ Bienvenidos corazones !!!

Deseo que disfrutes del contenido de este espacio, toma con cuidado sus curvas, atiende los silencios, respira profundamente y siente. Ojalá que este trocito de mi mundo nos ayude a acercarnos y así compartir el hilo de la vida. De corazón a corazón, PatMel.

Puede que a veces parezca ausente, pero aunque no veas las palabras mi esencia está allí y mi Ser te recibe con Amor.

Los escritos son de mi autoría y las imágenes propias o prestadas de la red.

28 de diciembre de 2009

me fui...


Caí por un precipicio sin ni siquiera darme cuenta el día que el aire me desprendió la piel. Me equivoqué. No respeté mi intuición ni seguí mi corazón. Me dejé marear y perdí el oxígeno en una nube de cuentos y proyectos que no me pertenecían. Desarmé mi mundo, arranqué mis raíces con violencia y sin razón. Las nervaduras dejaron de alimentarme, de sostenerme...., sin tierra ni mar amigos. El alma se escondió de sí misma huyendo de las ráfagas que la golpeaban, que me sacudían. Vine a vivir la vida de otro, dejando la mía postergada. Metí en un cajón gigante lo que creí que era personal. El corazón me pedía a gritos los abrazos que quedaron del otro lado del océano. Entonces comprendí cuánto me importaba, cuan valioso era mi pequeño mundo. La distancia estaba impuesta..., duramente impuesta. Adquiría una dimensión gigantesca ante el dolor de no estar, de no tocar, de no ver..., todo aquello que había ayudado a construirme, a cimentarme, a fortalecerme..., a hacerme la mujer que era. A la deriva emprendí un viaje en mi interior donde me aferraba al archivo de mis vivencias, a los latidos de mi corazón que se movían junto con mis recuerdos. Recuerdos de amor, de lucha, de crecimiento, de dolor, de todo mi sentir... Mi pequeña gran cuidad..., mi Montevideo..., que aparecía más clara desde la distancia que caminando por sus propias calles. La rambla, las caminatas por la playa, las idas al parque con Etna, mis hijos corriendo en la vereda o tirándose por las rampas del parque con sus patinetas. La gente, las voces, el acento que nunca había descubierto como dulce y amable. Mis viejos queridos y ya mayores, cada uno en su cueva defendiendo su territorio el uno del otro pero enredados hasta la muerte. Los amigos de toda la vida, los de veinte años, los más nuevos..., pero todos verdaderos. Los asados y las pizzas amasadas en casa..., el parrillero , la estufa a leña encendida. Mi pueblo, mi gente, mi vida. Entonces entendí el significado de desarraigo en mi piel y mi alma comenzó a llorar.

1 comentario:

jesus dijo...

Es de lo màs personal que te he leido y al leerlo te puedo decir que me ha dolido y màs conocièndote, porque al ser tan luchadora, los que te rodean pueden llegar a olvidar lo que realmente sientes y has sentido alguna vez como el sufrimiento de dejar atràs tu tierra y tu GRAN FAMILIA (padres y amigos). Espero formar parte de esta ùltima. Besos